“La libertad, Sancho,
es uno de los más preciados dones que a los hombres dieron los
cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la
tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se
puede y debe aventurar la vida.”
don Quijote de la
Mancha
Miguel de Cervantes y
Saavedra
Fue el 01 de junio
de 2019 cuando pude disfrutar una vez más de este bellísimo rincón
del P. N. Los Alcornocales, La Sauceda, con algunos compañeros de
Comando Preston, siendo uno de esos lugares que mantiene la magia
durante tanto tiempo.
Localidad
de referencia: Cortes de la
Frontera
Entorno:
P.N. Los Alcornocales (zona norte)
Trazado:
Circular
Distancia:
14 km
Dificultad: Media
Dificultad: Media
Altura
máxima: 1.089 metros
Altura
mínima: 501 metros
En
el extremo occidental de la Cordillera Bética, al sur de la
Península Ibérica se encuentra el Parque Natural de Los
Alcornocales, uno de los parques más desconocidos, no obstante acoge
una variedad y fértil biodiversidad, que sus particularidades
naturales lo hacen casi único en Europa.
Un
frondoso bosque de alcornoques (Quercus suber) y quejigos (Quercus
faginea) en su mayoría, atesora una exuberante flora y particular
fauna, saciado de historias a cada cual más cautivadora. La historia
que aquí nos ocupa da cobijo a una dilatada historia.
Estratégicamente
situada, arropada por la Sierra del Aljibe, la más alta del todo el
bosque, en su punto más alto, llamado “Pilita de la Reina”,
dicho nombre proviene de que allí se encuentra una tumba
antropomorfa y se cuenta que fue usada por la Reina Isabel de
Castilla para darse un baño, suceso que se supone que debió de ser
posterior de la conquista de Granada, pues hizo la promesa de no
bañarse hasta ver conquistado dicha ciudad.
En
la cara Este de dicha sierra se reúne unas condiciones orográficas,
las cuales favoreció el asentamiento de La Sauceda, el origen del
nombre viene de desahuciados, pues daba refugio a personas que
aprovechando la incertidumbre política del momento se dedicaban a
yermar con demasía a los pueblos de la comarca.
El
termino de La Sauceda, estuvo en disputa entre las ciudades de Ronda
y Jerez de la Frontera, por la abundancia de pastos, garantizando la
cría de ganados; poseía terrenos fértiles para la siembra. Su
riqueza en arboles proporcionaba buenas maderas, necesarias para la
fabricación de arados y otros aparejos, siendo solicitadas por gente
de otros lugares. También era de abundante caza, frecuentado por
monteros y ballesteros. Estas cualidades serian decisivas en las
disputas que se ocasionaron por su posesión.
El
repartimiento realizado por el juez ejecutor Ruy Lope de Cibdad,
respetaba la integridad de La Sauceda, siendo concedida
exclusivamente a Ronda su posesión. Dicha medida ocasiono motivos
suficientes para nuevas controversias entre ambas ciudades, que
seguirían litigando por los términos de Cortes.
La
ciudad de Jerez comienza haciendo una petición de amparo sobre la
posesión del término de La Sauceda, solicitando se repartan sus
términos entre las dos ciudades, al igual que se había hecho con el
resto de los términos de la villa.
Comenzado
el proceso, el Consejo Real manda que las dos ciudades litigantes
tengan comunidad de pastos en La Sauceda hasta ser finalizado, para
así evitar escándalos y antagonismo.
El
pleito dio comienzo en el año 1502, pero llego a durar varios
siglos.
Los
datos recogido y mayor información sobre este tema “La Transición
de Ronda a la Modernidad” de María Antonia Salas Organvídez,
Editorial La Serranía. Real Maestranza de Caballería de Ronda.
Comenzamos
a caminar en la entrada de lo que hoy es el Refugio de Montaña “La
Sauceda”, que esta a pie de la carretera CA-3331, teniendo en
frente una zona de aparcamientos. Ya en los primeros pasos estamos
rodeados de un denso bosque y pasamos por varias casas restauradas y
en los restos de la iglesia, hicimos una parada para algunas fotos y
contar un poco de la historia del lugar.
La
Sauceda es una de las pocas localidades (hoy en día es un paraje en
el que hay habilitado un refugio) que tiene el honor de haber sido
mencionada explícitamente por Miguel de Cervantes y Saavedra en su
obra “Coloquio de los perros”, dice así:
Cipión:
“Dejólos encerrados, y volvió a coger los trofeos de la batalla,
que fueron tres vainas, y luego se las fue a mostrar al Asistente,
que, si mal no me acuerdo, lo era entonces el licenciado Sarmiento de
Valladares, famoso por la destrucción de La Sauceda...”
Supongo que hace
referencia a D. José Sarmiento de Valladares, nació en San Román
de Saxamonde (municipio que se encuentra en la provincia de
Pontevedra) mayo de 1.643 y falleció en Madrid en septiembre de
1.708. Conde de Moctezuma, duque de Atrisco y fue el 32º virrey de
la Nueva España.
Después de la Guerra
de las Alpujarras, se establece un “eje del mal” como núcleo La
Sauceda, dehesa donde antaño disponía de diez y seis leguas de
travesía y fue denominada por dar cobijo, según las fuentes
oficiales, a vaqueros o bandoleros que “vivían como gente que
no habían de morir sujetos a todos los vicios, rapiñas, homicidios,
juegos, robos, insultos y libertades”.
Es el escritor rondeño
de mediados del Siglo XVI Vicente Espinel en su novela “Vida del
escudero Marcos de Obregón” nombra La Sauceda en varias
ocasiones, en una de ella hace una breve descripción: “...fuime
a la Sauceda de Ronda, donde hay lugares y soledades tan remotas, que
puede un hombre vivir muchos años sin ser visto ni encontrado si él
no quiere.”
Más adelante relata la
experiencia que vive el escudero a llegar a dicho lugar.
“Y para cortar
razones, llegué a la Sauceda, donde lo primero que encontré tres
vaqueros con muy largas escopetas, que me dijeron:
-Apéese del
macho.
Yo le replique:
-Mejor me hallo a
caballo que a pie.
-Pues si tan bien
se halla -dijeron ellos- cómprenoslo.
-Eso sería -dije
yo- quedar sin macho y sin los dineros que no tengo. ¿Quien son
vuesas mercedes, que me venden el macho que yo compré en Madrid?
-Después lo sabrá
-respondieron- y ahora apéese.
-Cierto -dije yo-
que me huelgo, porque no he visto con mala bestia en mi vida,
maliciosa, ciega y llena de esparavanes, y con más años a cuestas
que una palma vieja, tropieza cada momento, y se arroja al suelo sin
pedir licencia; sólo tiene una cosa buena, que se le ponen un alcalí
de cebada no se moverá hasta tener sed.
-Pues con todas
esas faltas la queremos -dijeron.”
Más adelante narra el
encuentro que de unos comerciantes portugueses:
“Interrumpieron la
relación que iba dando el doctor Sagredo unos portugueses que
venían de la Vedeja con cuatro cargas de lienzo, por una senda, a su
parecer, segura de los salteadores por ser muy nueva; dieron con
ellos a la boca de nuestra cueva; de manera que turbados del no
pensado encuentro, se arrodillaron, diciendo.
-Por as chagas de
Deus naon nos matades como a patifes, nen tomedes venganza en nosas
patuvisadas, que fez a santa Forneira a os castelhanos.
-Sosegaos,
mentecatos -dijo el caudillo- que no queremos sino que nos vendáis
el lienzo a como os ha costado.
-De muito boa
vountade -dijieron ellos.
Y sacando el
libro de la caja, donde venían escrito los precios, cada salteador
pidió lo que había menester; y mandando el caudillo a que pagasen
el dinero antes de tomar el lienzo, de que yo me admiré que usase
tanta piedad con los portugueses. Tomaron su dinero, y
desenfardelando para medir el lienzo, y tomando la vara para medir,
dijo el caudillo a los portugueses:
-Aquí tenemos
nuestro contraste y medida, como república libre; y no medimos con
las varas que por allá usan, sino con las que acá tenemos.
Y pidiendo la
vara para medir el lienzo, le trujeron una pica de veinticinco
palmos, con que ellos midieron, y dieron a cada uno las varas que
habían pedido, que les debió de salir a cuartillo por vara, con que
ellos quedaron riéndose y contentos, y los portugueses callaron, y
se fueron descargados del peso que traían”
La vara era una medida
que no llegaba a medir el metro, 883 milímetros, exactamente. Sin
embargo, la pica sobrepasaba los cuatros metros, ¡vaya cambio!
No obstante, la primera
referencia literaria es la nos deja Francisco Pacheco, biógrafo que
fue de don Gonzalo Argote de Molina en el “Libro de Descripción
de verdaderos Retratos de Ilustres y Memorables varones”. Gracias
a él, sabemos hoy de la expedición que, con derroche y ceremonia,
realiza este ilustre caballero a La Sauceda, en el mes de mayo de
1590.
La razón de tan
popular mensajería no fue otra que la de otorgar el Perdón Real no
sólo por el citado Pedro Machuca sino, también, a todos sus
compañeros quienes, exhaustos de su vida de bandoleros, habían
aspirar humildemente el indulto de Su Majestad.
El escrito dice lo
siguiente:
“Don Gonzalo, a
esta sazón, recibió una carta de 13 de mayo de 1590, de Pedro
Machuca, Capitán de 300 salteadores que habitaban en las Sierras de
Xerez de la Frontera, en Nombre suyo i de 8 compañeros (cabezas de
los demás) que cansados ya del daño que hacían en toda aquella
comarca de Arcos, Puerto de Santa María y los demás lugares, se
ofrecían en sus manos, fiados de su Piedad; para que les alcanzase
perdón de Su Majestad. A quien respondió que daría cuenta al Rey i
a su consejo, para que de allí viniese el remedio, quedando asentado
para el año siguiente, día del Señor San Juan Bautista, que
llegado partió Argote de Molina de Sevilla, con lucido
acompañamiento de 24 Cuadrilleros, gallardos i bien dispuestos,
vestidos de verde, con sus Alfanjes pendientes i sus Ballestas al
hombro i 12 Criados de librea; i 4 Lacayos todos del mismo color. A
su lado derecho el Licenciado Valladares Alcalde de Casa i Corte
(famoso juez) el cual traía la indulgencia. Llegaron a la ciudad de
Xerez i llevando consigo al Corregidor della i 4 veinticuatros i
otros tantos jurados, con muchos Caballeros i Ciudadanos, avisaron 8
días antes al Capitán ( a quien los días le parecían años) salió
con su exército a recibirlos i con grande alegría i orden.
Repartidos en cuadras con sus arcabuces, banderas i Cascos. Baxando
por cuatro veredas de la sierra a juntarse en el Camino Real, i
haciendo puntos sus salvas, los cogieron en medio, i besando las
manos a los jueces con muestra de Obediencia i humildad, caminaron
por entre muchos arcos Triunfales a su Cueva. Donde estaba levantado
un lucio Teatro de enramadas de Laurel, de Mirto i otras yervas i
flores olorosas, i uno i otro adornado de mucha cazas de liebres,
conejos, cabras, venados i jabalíes. I asentándose por orden en sus
gradas, informó Argote en favor de los delincuentes, i el alcalde
leyó la Carta de Perdón general, de parte del Rey nuestro Señor.
La cual oyeron todos de rodillas, clamando viva el Rey Filipo. Dieron
de comer a los huéspedes lo mejor que pudieron, sirviendo de Mesas
aquellos espaciosos Prados, i a beber antiguos i preciosos vinos, i
aguas puras i frescas; con bailes y danzas a su modo. I dándoles el
Provincial un rico i liberal Donativo se repartieron, unos a sus
tierras, otros a servir sus nuevas plazas, quedando la Sauceda
desierta i los caminantes libres i la tierra segura.”
Cuando estallo la
Guerra Civil en España en 1936, la población de La Sauceda superaba
a la de Cortes de la Frontera. Allí se refugiaban los perseguidos
por la represión franquista, dichas tropas que se dirigían a
Sevilla y Madrid le costaba mucho el avance por esa zona por lo
escarpada que es, y para poder acabar con la resistencia que allí
estaba, hubo un bombardeo con aviones stukas nazis, matando a gran
parte de la población, y la que sobrevivió una minoría pudo
escapar mientras la otras cayeron en manos de las tropas franquistas
y regulares siendo maltratados sin importarles si eran ancianos,
niños o mujeres. Dicho bombardeo se produjo en noviembre de 1936
(meses antes que el de Guernika y otros muchos), dicen que incluso
fue más cruel que el de Guernika (pero a La Sauceda no se le dio
publicidad).
En la actualidad han
reformado algunas de las chozas de las muchas que hay para
habilitarlas como alojamiento rural y es un lugar privilegiado para
estar varios días disfrutando de un bosque frondoso, bello y mágico.
Retomamos la marcha por
unos senderos de ensueño y salvando los arroyos por unos modestos
puentes de madera de buena consistencia. Subiendo lo que en un
principio es un sendero con poco desnivel y disfrutando de los
rododendros y la majestuosidad de los arboles. Llegamos a una pista a
la altura de la edificación de un pozo de agua, hicimos otra parada
para tomarnos un picoteo.
Continuamos a nuestra
derecha para enlazar con el sendero que sube al pico Aljibe (1.089
metros). En esta zona hay que tener un permiso del parque. En esta
subida, algo más acentuada caminamos entre unos arboles con una
aberturas en los tronco que dan la impresión de entrar a otro mundo.
Llegamos a otra pista donde ya vemos la cima a nuestra izquierda sin
perdida ninguna y se llega con mucha facilidad.
Hay dos espolones en su
parte alta, la primera le llaman la pilita de la reina donde se dice
que se baño la reina Isabel, aunque este hecho se cuenta que fue
anterior a la conquista de Granada, donde ella dijo que no se
volvería a bañar a hasta haber conquistado la ciudad de Granada. A
poco metros se encuentra el otro espolón que si es el más alto, con
una diferencia mínima de pocos metros.
Retomamos la marcha
para volver por el mismo camino, pero dejamos a nuestra derecha el
sendero por donde subimos y continuamos por la pista varios
aproximadamente unos 3 km para coger otro sendero a nuestra derecha y
bajando paralelo a un arroyo hasta salir nuevamente a la pista y
giramos a nuestra derecha para llegar al la Laguna del Moral. Un
rincón para hacer una parada y disfrutar del entorno.
Continuamos pasando por
un enorme quejigo y en poco tiempo llegamos al refugio de La Sauceda
y de hay a nuestros vehículos.
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