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domingo, 14 de diciembre de 2025

CASA RÚA - VILLA APOLO

La Casa Rúa, con su historia dramática y su misterio, es uno de esos lugares que han caído en el olvido en el mundo de lo paranormal.

 

   “El nombre del suntuoso edificio, el de Villa Apolo, como lucía con letras de buen tamaño, en relieve, esculpidas, en lo más encumbrado de su modernista fachada, ornada por un paraje casi más onírico que real, de pinos, frondosas laderas y desbordante luz. Hay que decir que aparte de los dueños que le dieron nombre, este era extraño y con ningún sentido para la gente sencilla, más acostumbrada a otros con menos oes y largura, prefiriendo para mentarlas el más simple y familiar de Casa Rúa, por el apellido del rondeño constructor".

"Ronda de  Leyendas"

Antonio Garrido Domínguez


   A las afueras de Ronda, en el camino de la Virgen de la Cabeza se encuentra los restos de la Villa Apolo, siendo conocida por la mayoría de los rondeños como "Casa Rúa".

   A principios del siglo XX, el Maestro de obras Rúa comenzó las obras de esta casa de veraneo. En un principio no iba a contar con la pista de tenis y la piscina que finalmente se hizo y que terminaron siendo los símbolos de aquella hermosa construcción, cuando en aquella época era todo un lujo tener una casa de esas características, además fue la primera casa de campo de Ronda en tener electricidad. 

   Con un diseño acertado, con una entrada señorial y con una distribución que contaba con todas las comodidades, teniendo en cuenta en la época en la que se construyó. El proyecto de construcción albergaba otras dos casas que no se llegó a construir. En el año 1914 se terminaron las obras.


   El fotógrafo Miguel Martín plasmo con su cámara de fotos la casa en su máximo esplendor.


   En los años 50 la casa cambió de propietario. Fue Don José Hens de origen austriaco y afamado médico procedente de Córdoba y su esposa Doña Apolonia Tienda, y de hay pasó a llamarse "Villa Apolo". Ellos fueron lo que posteriormente construyeron la pista de tenis y la piscina.
   Según cuentan algunas personas que los conocieron decían que tenían varios hijos con grandes dotes para cantar y tocar instrumentos musicales. De hecho en la casa llegaron a tener dos pianos, imagen que se quedaba grabados en la mente de los rondeños que por allí pasaron.
Desde un principio la casa contaba con un sistema bastante rudimentario para abastecerse de agua, a pesar de tener esa imagen de mansión. El pozo del que se extraía el agua se encontraba en la torre que hay próxima a la vivienda junto a la cornisa. Mediante el desnivel el agua llegaba a un pozo, que estaba protegido con una reja para que nadie pudiera caer a su interior. Mediante una bomba eléctrica el agua era conducida a un gran deposito que estaba en la azotea para que se almacenara y posteriormente se distribuyera por toda la vivienda. Sobre la mencionada piscina la recuerdan que era bastante moderna moderna para la época, y las pista de tenis de cemento.
   El abastecimiento de la electricidad desde el Barrio de San Francisco. Comenzaba de un poste de madera que se encontraba al comienzo del camino de Los Molinos que desciende hasta la central eléctrica. Dicho tendido eléctrico iba desde el Barrio de San Francisco hasta la Villa Apolo mediante varios postes.
Según cuenta, se celebraban bodas, comuniones y fiestas de sociedad. Contaba con una capilla en la parte baja de la casa que se entraba por el jardín. En verano de cada año venía un sacerdote francés y oficiaba la misa en latín. En dicha planta baja también se encontraba las estancias del personal de servicio, dichas estancias no se comunicaba con la vivienda principal.
   La entrada principal, que se accede por una escalera, se llega una estancia con una hermosa cristalera.
   Su último propietario, Don José María Sánchez Robles y Tarín, hizo unos cambios en la década de los 80. Siendo su proyecto un hotel de lujo con una zona residencial, que es cuando dio comienzo los litigios con el Ayuntamiento de Ronda y/o la Junta de Andalucía.


Un hecho trágico

   Un lugar marcado por la tragedia. Cuando allí residía la familia Rúa, tenían contratadas a unas niñeras para el cuidado de sus hijos. Los días pasaban con normalidad hasta que un día una de las hijas desapareció sin dejar rastro alguno, la búsqueda fue exhaustiva, dieron la voz de alarma y la autoridades pusieron todo sus efectivos para la búsqueda de la niña.

   Este suceso inesperado fue solo el comienzo de una serie de sucesos que atormentarían la vida de la familia Rúa y a la vivienda, hechos que marcarían para siempre a la familia y la vivienda.

   Sillas que se movían, puertas que se abrían y voces que nadie sabían de dónde provenían.


Una noche de horror

   Era una noche de invierno más oscura de lo normal, el cielo estaba cubierto de densas nubes que amenazaban tormenta, cuando una de las niñeras también desapareció sin dejar rastro. Alarmados por la ausencia de la niñera que momentos antes estaba al cargo del cuidado de los niños. Buscaron en la piscina, y en los alrededores de la casa sin resultados, y no fue hasta cuando llegaron a la torre que ubicada cerca de la casa que fue construida por los franceses para controlar el paso por el Puente Nuevo cuando las tropas de Napoleón invadieron Ronda, y que en ese momento servia de torre de electricidad. Cuando llegaron en busca de respuesta, se encontraron con lo peor: un barreño de gran tamaño y en su interior el cuerpo sin vida, descuartizada de forma muy violenta de su hija desaparecida y sumergida en su propia sangre. El rostro de la niña reflejaba una expresión de verdadero terror, así lo demostraba sus ojos.

   Era tal el escenario tan atroz con el que se encontraron los padres, que el padre, paralizado por el pavor de tan déspota imagen que un pudo evitar de que su mujer cayera brutalmente al suelo por el desmayo sufrido.


Un espíritu sañudo

   Desde aquel fatídico incidente, el enclave se ha considerado como un lugar maldito. Según cuenta la leyenda, el espíritu de la niña asesinada tan vil, sigue merodeando por la torre.


   La torre era frecuentada por personas que practicaban escalada y solían ir para probar el material nuevo y para perfeccionar sus habilidades, hasta que un día uno de ellos cayó desde la parte superior de la torre cuando ya estaba listo para practicar un descenso y tuvo múltiples fracturas de huesos.

   Los más atrevidos que han entrado en la propiedad en las noches más oscuras y de tormentosas para descubrir la verdad que hay detrás de estos fenómenos y aseguran haber escuchado llantos y lamentos.


Investigación en la vivienda

   Un grupo de investigación fueron al lugar para descubrir la verdad que hay detrás de estos sucesos, equipados con cámaras, grabadoras de audio y otros dispositivos especializados para este tipo de investigaciones.

   Las cámaras captaron unas imágenes borrosas y unas figuras inquietantes en las habitaciones deterioradas. Los detectores de EMF (campo electromagnético) registraron alteraciones inexplicables, indicando la posible presencia de entidades sobrenaturales.

   Fueron testigos de haber escuchado susurros y risas infantiles provenientes de lo que fueron las habitaciones, así como golpes y suspiros.

   La Casa Rúa, con su historia dramática y su misterio, es uno de esos lugares que han caído en el olvido en el mundo de lo paranormal. Aunque se ha llevado a cabo en el lugar marcado por la tragedia y ha proporcionado evidencias intrigantes y testimonios estremecedores, el origen de estos fenómenos que se producen en la Casa Rúa sigue siendo un misterio sin resolver.



   Pero la historia no acaba hay. Cuando fue adquirida por el ingeniero cordobés, su mujer tuvo la tuberculosis, enfermedad letal en aquella época, de la que no se encontraba remedio ni forma de combatirla, consumía a la persona que lo era todo para él. Al contrario que la mayoría de las familias que vivían en Ronda y en la serranía, él no carecía de nada, reformo la vivienda para procurar darle mejor calidad de vida a su esposa, pero el destino tenía otros planes. Su esposa falleció y el no podía permanecer ni un día más en aquel lugar sin su amada esposa. Se marcho de la vivienda con lo puesto, dejando en el interior de la vivienda todo lo material. Sus hijos heredaron la villa pero no quisieron saber de ella por evitar recordar los últimos días de vida de su madre, que fueron la etapa más difícil de sus vidas, y por lo lejos que le pillaban. Allí quedó el mobiliario que sufrió de espolio y la construcción empezó a ser consumida poco a poco por el tiempo.




"Entonces, en la posguerra, no estaban los tiempos para otra cosa que no fueran los de ganarse a duras penas la vida, si es que podía, y no para indagar en la de dioses mitológicos, romanos o griegos, por muy nombrados que fueran, como era el todopoderoso Apolo. No otras razones, tácitamente, esgrimieron los que más a la vista la tenían a cada jornada, de paso para sus campos de labor, esparcidos a lo largo y ancho de todo el trayecto que moría en la rocosa ermita de la Virgen de la Cabeza: los campesinos, que a pie o en burros, que diariamente se la topaban, esplendorosa, en su camino.

Pero en honor a la verdad es necesario decir que que el nombre dado a la soberbia edificación (que lo era tanto por sus vastas, bien dispuestas e iluminadas dependencias como por el suelo en el que se ubicaba, entre prietos olivares, espigados y umbrosos campos de almendros y de encinas, torres medievales en airoso estado de conservación y visibles huellas del domino musulmán, de cara a fantásticos belvederes de pintorescas vistas, al borde del mismo hondón del Tajo, dominando el paisaje y el valle), muy tangencialmente tenía relación con el olímpico dios, y sí con el propio de la dueña, que Apolonia se llamaba, que fuera el que, de un modo u otro, se le dio a la vivienda, por deseo expreso de su esposo, pues pretendía que en ella resplandeciera con similar intensidad tanto reflejo de su amor como la esperanza nunca perdida de cura de una enfermedad que con labor de zapa, sin parar un momento, a todo correr, mataba a su mujer”. 

"Ronda de Leyendas"

Antonio Garrido Domínguez




   La torre que se encuentra junto a la cornisa fue construida por los franceses cuando ocuparon Ronda en la Guerra de Independencia. Su función es de torre vigía, principalmente controlar desde la distancia el paso por el Puente Nuevo. Por tanto tiene un valor histórico. Finalmente se utilizo como torreta de electricidad.







   Toda leyenda tiene un comienzo en un hecho real, pero con el tiempo se suele distorsionar y, lamentablemente los hay que añaden residuos a la historia.

   Hoy en día, y desde hace ya bastante décadas que se encuentra en un estado ruinoso y de hace pocos años han puesto una verja en la entrada para evitar la entrada de vehículos.