domingo, 29 de mayo de 2022

SEVERN TEACKLE WALLIS, VIAJEROS AMERICANOS EN LA ANDALUCÍA DEL SIGLO XIX

 El entretenimiento dura tres día. En el primero, la gente simplemente mira; en el segundo, pasean a caballo; en el tercero compran y venden como posesos. Los arreos y adornos de los corceles son los artículos más demandados y los hay en abundancia. En la calle se alinean sillas de montar, mantas de abigarrados colores, imaginativas bridas, alforjas y aparejos.

SEVERN TEACKLE WALLIS

Fecha del viaje: 1847. Glimpses of Spain; or Notes of an Unfinished Tour in 1847. Nueva York 1849.

Nacido el 8 de septiembre de 1816. Abogado de profesión en Baltimore y político estadounidense. Realizo su viaje por España en 1847, con la idea de que sería su única visita a nuestro país y buscando  alivio para su debilitada salud; estando su relato en la imprenta de su viaje, el secretario de Estado de Estados Unidos le ofreció su vuelta a España en misión diplomática para negociar la incorporación de Florida a los Estados Unidos de América. Esta segunda visita le proporcionaría argumento para publicar un segundo libro, centrado en nuestras instituciones y forma de gobierno.

Sever cuenta como parte de Sevilla a Ronda cuando coincide con la Real Feria de Mayo y el pésimo concepto que tiene:

Son picaros, mentirosos, vagabundos, bebedores, bailadores, camorristas, con todos los vicios que sacuden al populacho delas ciudades españolas. Son tan depravados como inteligentes, rápidos en dar respuestas, bromistas, urdidores de diabluras y engaños, gallardos jinetes y espléndidos especímenes de hombre. Están en posesión de la "sal y gracia" que han hecho tan famosos a los andaluces, sin que tenga rivales en este campo. Son la envidia de los demás hombres y el oculto deseo de las mujeres.

Llegan a la posada, al entrar contempla a un grupo de quince o veinte toreros repartido por el patio interior, todos entretenidos en diversas actividades: juegan a las cartas, duermen o cuentan historias. Los que están despiertos beben aguardiente. Su jefe es el conocido matador Juan Pastor, a lo que piensa el americano "un apropiado nombre, para tal rebaño", lo describe como alto y fuerte, y ejerce su autoridad con esmerada cortesía y amabilidad. Insisten en invitar al americano a comer con ellos a lo que él se declina, pues prefiere comer solo. Pero si se les une para ir a Ronda. De camino a Ronda hacen una parada en Zahara de la Sierra y pasan la noche en la Venta Nueva en la que deja constancia:

No era muy tarde cuando nos retiramos a descansar. La luna estaba ya sobre Zahara. La indecisa silueta del castillo y sus torres grises parecía descansar sobre la pesada niebla que se cernía sobre la población y nuestra venta. Toda la caravana de arrieros y ganaderos que iban de camino a Ronda, estaban con su ganado yaciendo en medio de él, dormimos en grupos en campo abierto, delante de la venta. No muy lejos se oía el murmullo del río, mientras que la humedad del aire traía en volandas el perfume de las madreselvas. A pesar de la luna y de la fragancia de las flores, necesitábamos dormir, así que extendimos en la pequeña habitación nuestras capas sobre unas tablas y, rodeados de toreros por todos los lados, nos dispusimos a descansar. Presidiendo la habitación había una imagen del Niño Jesús y una vela delante que ardió toda la noche. A lo largo de ésta, la dureza de las tablas me despertó varias veces permitiéndome echar una mirada a mi alrededor y contemplar a los miembros de la cuadrilla que dormían con las caras tranquilas y las armas visibles bajo los chalecos. Ni los cuchillos ni sus rostros me habían hecho ningún daño, ni tampoco lo habían pretendido, ni me impidieron ahora dormir hasta el amanecer. Con las primeras luces mis vecinos estuvieron en pie y también entonces, para mi sorpresa, descubrí que habíamos estado toda la noche entre la multitud de caballos, mulas y burros.

Llegan a Ronda, señalando algunos aspectos de la feria en general:

El entretenimiento dura tres día. En el primero, la gente simplemente mira; en el segundo, pasean a caballo; en el tercero compran y venden como posesos. Los arreos y adornos de los corceles son los artículos más demandados y los hay en abundancia. En la calle se alinean sillas de montar, mantas de abigarrados colores, imaginativas bridas, alforjas y aparejos. Unos cuantos moros han venido desde Gibraltar, con fajas de sedas, zapatillas, vistosos pañuelos y otros elementos de majo esplendor. Se les ve sentado en el interior de sus puestos, con toda la mercancía alrededor, mientras una multitud de campesinos apoyados en gruesos bastones, miran ilusionados o gastan sus ahorros con un gesto. Los talabarteros exhiben un excelente muestrario de polainas de cuero o trabajadas prodigiosamente, las negras, con hilo blanco y preparadas para usarse. El majo, vestido totalmente de fiesta, lleva sólo medias de seda y  los botines atados a la rodilla y al tobillo.
Los puestos en los que se encontraban los artículos de menos valor, se extendían desde el Puente Nuevo hasta la Plaza de Toros, llenando la calle principal y una amplia superficie del mismo Puente. Se veían verdaderos océanos de malos juguetes, porcelana, lámparas de latón y velones, la mayoría de formas etruscas y toda clase de indigestos quesos, dulces y otras golosinas. Saltimbanquis con sus violines y ciegos con sus caramillos. Grandes cosmoramas y microscopios. Y justo en lo alto de una casa de la calle principal, una bandera de lona estaba pintarrajeada anunciando una gran función que se daba dentro, al sonido de un organillo. Decían que ese año no había mucha gente, aunque no podía comprender cómo podía caber más gente en Ronda, de la que había.

El día 20 asiste a una corrida en Ronda por invitación de un compañero de viaje de origen irlandés que había alquilado un palco. Para Severn Teackle, la corridas de toros son unas fiestas bárbara y si el toro cuenta con alguna defensa, no así los desdichados caballos. Cada día se lidiaron ocho toros. Estos mataron a catorce caballos el primer día y dieciocho el segundo. Un picador fue sacado de la plaza sin sentido y al segundo día apareció como si nada. En unos de los viajes posteriores, Wallis coincide con un picador y le comenta sobre el tema, éste le responde: "¡Que mueran! ¡No valen nada!"
En la mañana del día 23 de mayo sale de viaje de Ronda con dirección a Málaga.

Murió el 11 de abril de 1894.

Bibliografía:
- "Viajeros Americanos en la Andalucía del XIX". Garrido Domínguez, Antonio
   Editorial "La Serranía", Ronda 2007
- Diversas fuentes em internet.