“No
desearía ni el cuerno de Amaltea ni reinar ciento cincuenta años en
Tartessos”
Estrabón
(Geografía III, 2, 14)
PIEZA DE BRONCE CARRIAZO EN EL QUE SE REPRESENTA A LA DIOSA FENICIA ASTARTÉ |
Tartessos
Mitológicos
Gerión
Las
referencias encontradas sobre esta historia mitológica son de varios
autores, por lo que encontramos con versiones algo diferentes entre
ellas. El primero que habló de Gerión fue el escritor griego del
siglo VIII a. C. Hesíodo,
en su obra Teogonía,
donde relata en verso
el origen del universo y la genealogía de los dioses, desde el punto
de vista de los antiguos griegos. Pero el primer poeta que lo sitúa
en Tartessos es Estesícoro
de Himera
a finales del
siglo VII a. C., cuyo relato llegará hasta nosotros a través de
otros autores como el geógrafo griego de época romana Estrabón
(s. I a. C. - s. I d. C.),
quien lo usa como fuente para escribir su libro Geografía,
dicha obra esta considerada una de las mejores en su género y en el
cual se describe el mundo que se conocía en esa época.
Cuenta
que cuando Heracles, Hércules para los romanos, fue a realizar el
décimo trabajo de los doce que le habían encomendado, era robar los
bueyes al rey Gerión, que para robar el ganado tuvo que matar al
pastor y el perro que los custodiaba. Al enterarse el rey Gerión, un
gigante con tres cuerpos y tres cabezas, fue en busca de Heracles en
busca de venganza y fue la muerte lo que encontró.
Gárgoris
y Habidis.
En
esta historia cuentan como el rey Gárgoris de Tartessos, hombre
amable, cuidadoso y protector para con su pueblo y su reino, pero eso
iba a cambiar, tenía una hija de la que se decía que poseía
belleza sin igual, lo que le llevo a cometer incesto dejándola
embarazada. Para que no lo descubrieran durante el periodo de
gestación la dejo recluida en sus aposentos. Aún así, los
habitantes sospechaban al no ver a la hermosa hija del rey y el
cambio de personalidad del rey, distante y malhumorado. Una vez que
dio a luz, un hermoso barón, se lo arrebato a la madre de entre sus
brazos y llamo al capitán de su guardia para que se llevara al
recién nacido durante la noche sin ser visto a lo más profundo del
bosque, donde los lobos acampaban por doquier y allí debía dejarlo
para que fuera pasto de ellos y así callar toda sospechas de los
habitantes. Su capitán espero durante dos días para asegurarse de
que los lobos se hacían cargo de la criatura, pero cual fue su
sorpresa y con asombro vio ante sus ojos que el recién nacido que
además de no haber sido devorado por los feroces lobos, sino que
estaba siendo amamantado por una loba que al ver llegar al capitán
se le quedo mirando y posteriormente se levanto y marcho
tranquilamente dejando allí a la criatura. El capitán lo interpreto
como un acto divino y recogió al bebe para volverlo a llevar ante su
rey y contarle todo lo sucedido, a lo que se enfureció sin querer
comprender nada. En palacio tenia una perrera con una jauría de
perros de cazas a cual más fiero que el otro, ordenando que no lie
dieran de comer durante al menos 5 días, transcurrido ese período
volvió arrebatar el recién nacido de los brazos de su madre y a la
que ella había puesto como nombre Habidis, pero los esfuerzo de la
madre para que se lo llevaran fueron en vano, se lo llevaron a los
perros, pero cual fue la sorpresa de los allí presente que los
perros al olfatear al bebe respetaron la vida de la criatura y no
hicieron daño alguno. Ante tan nuevo acontecimiento divino, el rey
empezó a buscar que hacer, mientras tanto ordeno hacerle un tatuaje
con la T de Tartessos.
El
nuevo plan del rey fue confiado al almirante de sus tropas en la mar,
dándole el bebe en una canasta con la orden de que fuera a alta mar
y lo soltara. Dicho y hecho. Pero otro prodigio iba acontecer y con
la luna llena como testigo, una familia de delfines se dispusieron a
llevar la canasta hasta la orilla, entre unos y otros se iban
turnando para completar el trayecto. Al amanecer, en la extensa
playa, en un paraje mágico que miles de años después es conocido
como el Coto de Doñana. En una modesta choza habitada por una
humilde pastora encontró la canasta de mimbre con aquel desvalido
niño y se apiado de él llevándoselo para cuidarlo y criarlo.
Los primeros años creció en plena naturaleza, sano y feliz, hasta que lamentablemente la mujer que la cuidaba murió por la mordedura de una víbora volviéndose a quedar solo y desamparado sin que nadie conociera su existencia. Aquella misma tarde comenzó el hambre a hurgarle el estómago y comenzó a llorar junto al cuerpo sin vida de la mujer que lo criaba y enseñaba, siendo lo más parecido a una madre. Al anochecer, se le acerco una cierva parida y le ofreció su ubre repleta de cálida leche. Día tras día eran varias ciervas las que se turnaban para amamantarlo hasta que creció lo suficiente para correr junto a ellos, jugar con los cervatillos y recorrer con la manada hasta lo más profundo de aquel enorme bosque. Creció con una agilidad y velocidad propia de un animal salvaje. Ocasionalmente se encontraba con leñadores y pastores que con ellos aprendía rudimentarias palabras. Pero un día, la suerte le marco una nueva tragedia, unos cazadores lo sorprendieron dándole muerte a varios ciervos con flechas certeras y el mal genio se apodero de él, y como un bandolero, empezó asaltar a todos los ricos que se adentraban en su camino para posteriormente repartirlo a los pobres del lugar, hechos que llegaron a oídos del rey que mal decía a sus hombres por no poder capturar a un pobre desgraciado. Hasta que un día lo apresaron y lo llevaron ante el rey en su palacio y ordeno al verdugo que le cortaran la cabeza en público para quien volviera a tener la osadía de robar que supiera lo que iba a sucederle. Llego el día de su ejecución en público, y al llegar el rey y ver por vez primera a la persona que tanto problemas había causado este tiempo atrás, se quedo asombrado del parecido que tenia aquel joven y él, le interrogo preguntándole quien era su familia, donde vivía, donde se había criado, sus contestaciones no le parecieron relevante y ordeno su ejecución, cuando el verdugo le despojo de su camisa el rey no pudo evitar el tatuaje que tenía en forma de T, es cuando el rey quiso comprender y vio la señal parando de inmediato la ejecución, reconociendo que el muchacho era su hijo ilegitimo y no solo le perdono la vida, también lo acogió y le proporciono todas las necesidades y lo convirtió en su heredero.
Los primeros años creció en plena naturaleza, sano y feliz, hasta que lamentablemente la mujer que la cuidaba murió por la mordedura de una víbora volviéndose a quedar solo y desamparado sin que nadie conociera su existencia. Aquella misma tarde comenzó el hambre a hurgarle el estómago y comenzó a llorar junto al cuerpo sin vida de la mujer que lo criaba y enseñaba, siendo lo más parecido a una madre. Al anochecer, se le acerco una cierva parida y le ofreció su ubre repleta de cálida leche. Día tras día eran varias ciervas las que se turnaban para amamantarlo hasta que creció lo suficiente para correr junto a ellos, jugar con los cervatillos y recorrer con la manada hasta lo más profundo de aquel enorme bosque. Creció con una agilidad y velocidad propia de un animal salvaje. Ocasionalmente se encontraba con leñadores y pastores que con ellos aprendía rudimentarias palabras. Pero un día, la suerte le marco una nueva tragedia, unos cazadores lo sorprendieron dándole muerte a varios ciervos con flechas certeras y el mal genio se apodero de él, y como un bandolero, empezó asaltar a todos los ricos que se adentraban en su camino para posteriormente repartirlo a los pobres del lugar, hechos que llegaron a oídos del rey que mal decía a sus hombres por no poder capturar a un pobre desgraciado. Hasta que un día lo apresaron y lo llevaron ante el rey en su palacio y ordeno al verdugo que le cortaran la cabeza en público para quien volviera a tener la osadía de robar que supiera lo que iba a sucederle. Llego el día de su ejecución en público, y al llegar el rey y ver por vez primera a la persona que tanto problemas había causado este tiempo atrás, se quedo asombrado del parecido que tenia aquel joven y él, le interrogo preguntándole quien era su familia, donde vivía, donde se había criado, sus contestaciones no le parecieron relevante y ordeno su ejecución, cuando el verdugo le despojo de su camisa el rey no pudo evitar el tatuaje que tenía en forma de T, es cuando el rey quiso comprender y vio la señal parando de inmediato la ejecución, reconociendo que el muchacho era su hijo ilegitimo y no solo le perdono la vida, también lo acogió y le proporciono todas las necesidades y lo convirtió en su heredero.
Otra
historia mitológica Tartesica es Nórax,
el que según dicen era el nieto del rey Gerión, el que fue
asesinado por Heracles.
Se cuenta de Nórax
que poseía mucha destreza con la navegación y en uno de sus viajes
llego a la isla de Cerdeña como jefe de la expedición y fundo la
ciudad de Nórax,
la que dicen fue la primera ciudad de la isla, son varios autores que
lo mencionan. Uno de ellos es el geógrafo griego del siglo II d. C.
Pausanias, que en
libro décimo de su obra Descripción
de Grecia. Otro que lo
menciona es el gramático romano Solino,
que escribe en el siglo III ó IV d. C. narrando lo siguiente:
También está
bastante divulgado en qué mar se halla situada Cerdeña, que en
Timeo encontramos con el nombre de Sandaliótide y en Crispo con el
de Icnusa. No hay, pues, por qué decir que Sardo fue engendrado por
Hércules y Nórax por Mercurio, cuando llegaron hasta estos
confines, el uno procedente de Libia, el otro viniendo de Tartessos,
en Hispania, y que de Sardo recibió la isla su nombre, de Nórax la
ciudad de Nora.
Colección de hechos
memorables(4, 1)
Como se puede observar, Nórax tiene ascendencia divina y es algo común en la mitología que los dioses se mezclen con los mortales. Es imposible comprobar que esta historia sucediera realmente, pero si es cierto que la arqueología a mostrado que existen relaciones entre Tartessos y Cerdeña desde el segundo milenio antes de Cristo.
También han
llegado a relacionar la Atlántida de Platón con los Tartessos. Son
una minoría de autores que opinan todavía que en esa relación
existe. Aunque se encuentra cierta semejanzas, no son suficientes
para indicar que la Atlántida de Platón
sea Tartessos.
Platón
es filósofo, no es historiador o etnógrafico. De su teoría
filosófica destaca el idealismo, al igual que
Aristóteles, el otro gran filósofo griego y discípulo
de Platón.
De las obras
obras de Platón
son dos las que habla de la Atlántida:
Timeo y
Critias, ambas
escritas en el siglo IV a. C.
En la primera,
Timeo, la
mención que hace es corta, a lo que se puede considerar un buen
resumen. El relato, contado por un sacerdote egipcio, es la
siguiente:
En efecto, nuestros
escritos refieren cómo vuestra ciudad [se refiere a Atenas] detuvo
en una ocasión la marcha insolente de un gran imperio, que avanzaba
del exterior, desde el océano Atlántico, sobre Europa y Asia. En
aquella época, se podía atravesar aquel océano dado que había
una isla delante de la desembocadura que vosotros, así decís,
llamáis Columnas de Heracles. Esta isla era mayor que Libia y Asia
juntas y de ella los de entonces podían pasar a las otras islas de
las islas a toda la tierra firme que se encontraba frente a ellas y
rodeaba el océano auténtico, puesto que lo que quedaba dentro de la
desembocadura que mencionamos parecía una bahía con un ingreso
estrecho. En realidad,, era mar y la región que lo rodeaba
totalmente podría ser llamada con absoluta corrección tierra firme,
En dicha isla, Atlántida, había surgido una confederación de reyes
grande y maravillosa que gobernaba sobre ella y muchas otras islas,
así como partes de la tierra firme. En este continente, dominaban
también los pueblos de Libia, hasta Egipto, y Europa hasta Tirrenia.
Toda esta potencia unida intentó esclavizar en un ataque a toda
vuestra región, la nuestra y el interior de la desembocadura.
Entonces, Solón, el poderío de vuestra ciudad se hizo famoso entre
todos los hombres por su excelencia y fuerza, pues superó a todos en
valentía y en artes guerreras, condujo en un momento de la lucha a
los griegos, luego se vio obligada a combatir sola cuando los otros
se separaron, corrió los peligros más extremos y dominó a los que
nos atacaban. Alcanzó así una gran victoria e impidió que los que
todavía no habían sido esclavizados lo fueran y al resto, cuantos
habitábamos más acá de los confines heraclidas, nos liberó
generosamente. Posteriormente, tras un violento terremoto y un
diluvio extraordinario, en un día y una noche terribles, la clase
guerrera vuestra se hundió toda a la vez bajo la tierra y la isla de
Atlántida desapareció de la misma manera, hundiéndose en la mar.
Por ello, aún ahora el océano es allí intransitable e
inescrutable, porque lo impide la arcilla que produjo la asentada en
ese lugar y que se encuentra en es lugar y que se encuentra a muy
poca profundidad.
Timeo, 24e-25d
La relación que se puede sacar de este fragmento entre Tartessos y la Atlántida es que la sitúa más allá de las Columnas de Hércules, pero con la diferencia de entre la Atlántida y Tartessos es que es una isla que acaba hundiéndose en el mar y donde se localiza también el fin del mundo conocido de los griegos, donde se sitúan los mitos.
En Critias
o la Atlántida
es el libro donde se desarrolla con mayor profundidad
el relato sobre el mítico territorio, aunque es muy corto el texto y
esta inconcluso. En gran medida se trata de una narración
mitológica, puesto que varios dioses del panteón griego son
protagonistas activos de la historia. En la obra de Critias
la única relación que se encuentra con Tartessos es
la mención de Gadir como hijo de Poseidón,
a quien le toco la parte extrema de la isla, desde las Columnas
de Hércules hasta la zona denominada Gadírica.
Pero aún asumiendo la identificación entre Gadírica
y Gadir por
sus similitudes etimológicas, Gadir
no es Tartessos, es una colonia fenicia, aunque algunas fuentes
clásicas se confundan.
Sobre historias
mitológicas de Tartessos hay bastante escritos. Analizando los
principales escritos, se entiende la fama y riqueza, prosperidad y
felicidad que en la antigüedad se tenía de esta civilización.
Bibliografía:
-Carrillo, Raquel. “Breve historia de Tartessos”. Editorial Nowtilus
-Ramos, Javier; Martínez-Pinna, Javier. “El enigma Tartessos”, La primera civilización de la Península Ibérica.
Editorial ACTAS.
-Pimentel, Manuel. “Leyendas de Tartessos” Mitos, historias y leyendas de la primera civilización de Occidente.
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