lunes, 7 de diciembre de 2020

ACCIDENTE DE LOS MOLINOS DEL TAJO


En la madrugada del martes 3 de julio de 1917, eran aproximadamente las 4 de la madrugada cuando sobrevino un desprendimiento de grandes rocas y piedras en el Tajo de Ronda que sepultó a 15 personas que se hallaban en dos molinos y una fábrica de electricidad, edificios que quedarán completamente destruidos. La catástrofe hizo desaparecer de la faz de la tierra a una familia de diez miembro.


Los dependientes establecidos en la cercanía del Puente Nuevo y algunos serenos que estaban en la puerta del ayuntamiento escucharon un ruido parecido a un fuego lejano y fragoroso, y al poco tiempo multitud de gritos de forma airada pedían socorro. Guiadas por las voces que pedían socorro, llegaron hasta el puente y por sus balcones y muros se asomaron. Pero en un principio apenas podían distinguir tan horrible tragedia que en el fondo del abismo acababa de ocurrir.



Pero al poco el día fue haciéndose más luminoso y pudieron observar con espanto donde se encontraban los molinos, habían bloques de piedras sepultándolos y a cuantas personas vivían en ellos.



 

Se personaron en el lugar de lo ocurrido las autoridades y fuerzas del regimiento de Extremadura, las cuales, secundadas por el vecindario, dieron comienzo a los trabajos de salvamento. Al poco tiempo de los trabajos de desescombro y rescate, comenzó aparecer lo peor, los cadáveres de dos niños, siendo al final un total de 15 muertos.

Los trabajos de desescombro y rescate (muy complicados por la magnitud de las rocas) los llevaron a cabo los soldados del Batallón de Extremadura, trabajadores de las fábricas inmediatas y jornaleros contratados por el ayuntamiento.

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