jueves, 7 de mayo de 2020

TARTESSOS, EL FINAL DE UNA CIVILIZACIÓN.

"El destino de toda civilización es desparecer y convertirse en historia.”

El arqueólogo alemán, George Edward Bonsor, que trabajo mucho en España buscando la ciudad de Tartessos por lo que hoy en día es el Coto de Doñana en el siglo XIX, plantea la hipótesis en la importancia de la agricultura, que ademas de las colonias establecidas en la costa, sino también en el interior del suroeste de la península ibérica siendo re-elaborada después, en la segunda mitad del siglo XX por otros investigadores.

Durante aquel tiempo, los fenicios era la sociedad más avanzada del Mediterráneo, algo que se hizo notar al entrar en contacto con otras sociedades. De esta forma, se adquirió nuevas técnicas agrícolas y empezó a plantar nuevos cultivos como el olivo o la vid, que no se conocían hasta ese momento y con el tiempo alcanzo la magnitud que hay en la actualidad. También influyo en la fabricación de la cerámica con la introducción del torno y conocieron el hierro, este último tiene su importancia, pues el conocimiento de dicho metal autoriza a situar las poblaciones que lo utilizaban a cambiar una etapa más reciente de la Edad del Bronce a la Edad del Hierro.


En la Serranía de Ronda

Nos situamos en una zona más al exterior del núcleo, donde ambas culturas dejaron huella.


La agricultura

Como se iba comentando, sobre las actividades económicas, en esta más al interior, las conforman, por ejemplo, en lo que a la agricultura se refiere, se fundamenta en la típica tríada mediterránea, el olivo, la vid y el trigo, alimentos que formaron la base de la alimentación y en la que las monedas que se acuñaron en la ciudad romana de Acinipo en el siglo I a. C. tenían una espiga y un racimo de uvas.


En el caso de la vid y el olivo, hay que señalar que hay un debate entre investigadores a la hora de abordar sus orígenes en la Península Ibérica, pues sobre los cereales se saben que fueron cultivados mucho antes de los colonizadores. Ello se debe que para algunos investigadores los antepasados de la vid y el olivo habría que buscarlo en la propia Prehistoria peninsular, cuestión en la que se valora el caso del olivo al comprobarse la existencia del acebuche, mientras que otros consideran que ambos habrían llegado de la mano de los colonizadores fenicios.

A los alimentos mencionados en la dieta que tenían se le puede añadir la cebada, la higuera, la arveja y el cereal, siendo este último con un elevado poder nutritivo, siendo consumido por los seres humanos como por los animales de labor, pero sin tener claro si en aquellas fechas se recolectaba o cultivada.

Se dispone de algunas evidencias del proceso de almacenamiento y como la transformación de cereales, los cuales constituían un pilar fundamental en su dieta, procesos que eran llevados a cabo en los poblados como por ejemplo los restos recuperados de cereal quemado en Acinipo.

En unas excavaciones hechas en Acinipo se obtuvieron unos resultados de gran interés, las cuales pudieron documentar algo que poca veces se logra, como lo que parece ser un antiguo campo de cultivo de cereales en la que se llevó la quema de rastrojo. Se llego a dicha conclusión por los resultados tras la realización de distintos análisis avalando que este paleosuelo, que se dataría a comienzos del siglo X a. C., y estuvo en una zona que posteriormente había sido usada como vertedero.

Igualmente, durante el siglo VI a. C. o puede que antes, se aprecia un surgimiento de aproximadamente de una treintena de pequeñas unidades de producción instaladas en las zonas más fértiles de Serranía y en las inmediaciones, caracterizado por una cultura material en la que predominan los vasos para almacenamiento y transporte de alimentos, como ánforas y pithoi, con un hecho que se produce en paralelo, un fuerte proceso de desforestación de la Serranía, por lo que no sería casual poner ambos hechos en relación.


CABAÑAS EXCAVADAS EN EL YACIMIENTO DE ACINIPO.

ANFITEATRO ROMANO DE ACINIPO

ANFITEATRO ROMANO DE ACINIPO


La Ganadería

En las cabañas excavadas en Acinipo, se recuperaron unos restos óseos tanto en el interior de las cabañas como en el exterior, lo que da a conocer con los animales que destinaban para alimentarse o para los que destinaban a otras actividades como para la agricultura como bestias de tiro o para la elaboración de textiles.

Primero tenemos que recordar que, como evidencia de restos óseos efectuados en diferentes puntos de la Península Ibérica, antes da la llegada de los fenicios las poblaciones indígenas de la Edad del Bronce habían alcanzado, tras largos siglos de práctica, una ganadería asentada con la finalidad de lograr un mayor aprovechamiento de las mismas.

Ello es manifiesto en el control y reemplazo que hacen de la cabaña animales desde la castración de los machos para facilitar el engorde y una mayor presencia de hembras para ser sacrificadas cuando alcanza la edad adulta, asimismo el uso del perro siendo eficaz como auxiliar de los pastores o la obtención de productos secundarios como las pieles y los derivados lácteos.


La metalurgia

Se cuenta con una serie de datos que avalan la existencia en la Serranía de una surtida metalurgia, a disposición de las muestras que han sido estudiadas procedentes de las mesetas de Acinipo y de Ronda, dichos trabajos incluyen distintos metales como el hierro, el cobre, el plomo argentífero y el bronce binario, una mezcla de cobre y estaño, en la que se han detestado grandes impurezas de plomo.

En ambos yacimientos se usaban una serie de vasijas-hornos, que son unos cuencos de tamaño pequeño de 20 cm de diámetro y 7 cm de profundidad fechados en el siglo VIII a. C., dichos cuencos alcanza una temperatura de 1.100 ºC.

En este caso, que no se empleaban fundentes, se abastecía de un continuo y abundante carbón vegetal como combustible, lo que resulta claro síntoma de falta de tecnología desarrollada en la que se perdía bastante mineral, sobre todo con el cobre y bronce.

En la ciudad de Ronda se hicieron unos descubrimientos como un horno construidos con piedras, fechado entre los últimos años del siglo VIII y primeros del VI a. C. que estaba destinado a la elaboración de bronce en pequeños lingotes que luego eran más fácil de usar para elaborar cualquier objeto que desearan.

También se localizo una piedra para fabricar espadas de lengua de carpa, que hasta el momento es el único en su género en toda la Península Ibérica, perteneciente a uno de sus subgrupos, para ser concreto Sa Idda, procedente de un monte llamado Sa Idda en la isla de Cerdeña en la que se encuentra un yacimiento que recibe el mismo nombre y se encontró un molde similar, lo que algunos opinan que puede denominarse “Ronda Sa Idda”. El molde consta de 2 valvas, una esta casi completa con una longitud de 82,5 cm, mientra que la otra se conserva la empuñadura y parte de la hoja con una longitud de 28,7 cm. El molde esta fabricado de arenisca gris, tal vez extraídos de las cuencas de los ríos Genal y Guadiaro, ya que es un material idóneo para este tipo de actividad por su buena resistencia a los cambios bruscos de temperatura, de manera que se evita roturas en el molde.


La Alfarería

De actividades desarrolladas por el ser humano, la alfarería, es una de la más antigua. Los alfareros tartessos no llegaron a conocer el torno hasta la llegada de los colonos fenicios. Por lo cual, la cerámica producida era a mano. El cambio a la producción con el torno fue progresivo.

Para comprender mejor la alfarería, que es uno de los restos que más datos han aportado a la hora de intentar saber su forma de vida y evolución, hay que ir por partes, contemplando primero la alfarería que existía antes de la colonización fenicia y en el yacimiento de Torrevieja hay representado un importante comercio alfarero. En un conjunto de modestos hornos, existía otro de mayor tamaño, siendo el único del que se han publicado algunos datos sobre su estructura, en la que consistía de una estructura subterránea alzada con piedras y arcilla en la que había perdido toda su cubierta. Con planta ovalada con doble uso, al igual que servia de cámara de combustión, también de cocción de la cerámica, en el que se alimentaba por medio de un corredor de forma rectangular. Dicho corredor sufrió una modificación, primero se adosó al lado más largo, posteriormente de manera transversal al eje longitudinal del horno. Todo el conjunto lleva a que el enclave de Torrevieja es como un centro de producción de cerámica de tradición autóctona, fabricandose grandes vasos de almacenamiento juntos a otros para vajillas de mesa.

Transcurrido un tiempo de contacto con los fenicios, hubo un desarrollo de los artesanos autóctonos teniendo como una prueba evidente en la aparición de un horno en Ronda fechado en el siglo VI a. C. Con una cámara circular con zócalo de piedra que deja abierto un espacio donde se situó un empedrado. En el interior había una masa compacta de piedras y arcilla que estaban enrojecidas como resultado de las altas temperaturas alcanzadas.

La cerámica es el tipo de objeto, dónde los arqueólogos recogen gran número de datos de como vivían, por ser sin duda el objeto más numeroso de lo que se encuentran en los yacimientos.

De su estudio se pueden distinguir tres grandes grupos en función de su procedencia, el primero de ellos son los que se incluye las manufacturas locales, sobre el segundo se conforma con aquellas otras que podamos considerar como oriundas de la Meseta y el tercer grupo comprende las importadas de las colonias fenicias del litoral.


Urbanismo

Sobre el urbanismo, antes de la llegada de los fenicios, las viviendas eran circulares y las calles no llevaban criterio alguno, aunque todas tuvieran unas dimensiones similares y prácticamente la misma orientación. Dichas cabañas tienen una superficie de entre 5 y 6 metros cuadrados, se levanta sobre un zócalo de piedras con paredes de adobe en la que se cierra sobre un techo plano confeccionado con vigas de madera. La puerta consistía en una simple apertura del perímetro en el que tenía delante un empedrado.

Una vez que se establecen estos contactos, en el caso de Acinipo, de forma paulatina empieza a modificarse las cabañas, siendo algo más ovaladas y pasado un tiempo llegan a tener una forma rectangular. El techo, en el caso de las cabañas adoptan una forma cónica confeccionas con ramas cubiertas de barro de coloración amarillenta, pues según las investigaciones realizadas no se han llegado a documentar la presencia de agujeros para postes de madera en el interior de las mismas.


La meseta de la Silla del Moro, paralela a la de Acinipo, se encuentra otro asentamiento en el que se aprecia na organización más compleja y ordenada del espacio que la que se encuentra en Acinipo, dicha cuidad amurallada tiene una extensión de 15 hectáreas. Están fechadas entre los siglos VI-V a. C., estando subdivididas en varias estancias, que en la época las limpiaban de forma habitual, a lo que los arqueólogos le resulta muy difícil el uso concreto de cada espacio.


En la antigüedad, era habitual que los asentamientos con cierto nivel se hicieran de un perímetro defensivo, no solamente por la obvia razón de ofrecer la mejor seguridad de sus habitantes, sino que también influían componentes ideológicos, quedando en el interior un espacio humanizado y ordenado, al “caos” que habitaba en el exterior.

En la zona que nos atañe, la Serranía de Ronda, el ejemplo claro, que es el que se a detectado con seguridad de unos muros defensivos ha sido la Silla del Moro, y el que hay en el cerro de Alcorrín.

La muralla de la Silla del Moro fue levantada en el siglo VI a, C. teniendo una longitud perimetral de 800 metros, en la que tuvieron en cuenta los puntos más vulnerable del cerro, reforzando mediante la construcción de torres de planta cuadrangular para mejorar su defensa. Con una anchura de 4 metros, siendo construida con un sistema de casetones traído a estos territorios por los fenicios y que se pueden ver en numerosos puntos del sur peninsular.


Religión y mundo funerario

Sobre los ideales religiosos y las creencias sobre la vida y la muerte es parte integrante de cualquier sociedad. A través de ellas se puede profundizar en el conocimiento de la cultura tartésica mucho más allá de lo que se a hecho hasta ahora, pues entramos en su mundo ideológico.

Sin fuentes escritas que lo describan mas los milenios de distancia de por medio resulta una ardua tarea el comprender el mundo ideológico de Tartessos, pues pertenecían al ámbito del pensamiento, que no deja restos materiales. A pesar de ello , en ocasiones sí se exteriorizaba a través de determinados objetos, indicios que han sobrevivido al paso del tiempo y se han podido conservar hasta llegar a la actualidad. Gracias a ellos, se puede entender parte de su ideario.

Sobre la religión tartesica se conoce más bien poco, siendo en gran parte un enigma y las fuentes escritas son muy reservadas en este sentido. De los relatos mitológicos, suelen contener referencias religiosas, sin embargo apenas se puede extraer datos sobre este asunto.


Cancho Roano

A pesar de situarse en la periferia tartésica, de características singulares y del entorno han hecho correr ríos de tinta. El número de referencias bibliográficas que mencionan este emplazamiento en titánico.

Lo primero que destaca del lugar es su monumentalidad. Durante décadas se ha llegado a pensar que Cancho Roano podría haber sido la residencia de un rey y con ello haber tenido la función de palacio. Posteriormente, se encontraron elementos de culto religioso y se habló de santuario-palacio (denominación que no resulta extraña sabiendo, por ejemplo, que en Tiro el rey era a su vez el sumo sacerdote). La naturaleza de los restos bien podría avalar estas teorías. Sin embargo, en los últimos años, se completaron unas excavaciones en nuevas áreas del yacimiento se comprobó que estas hipótesis no eran de la más acertadas. La última tesis que fue planteada por Sebastián Celestino, se trata de un santuario que por su grandiosidad, tendría mucha influencia en los centros vecinos.

El santuario de Cancho Roano se levantaba en lo que llaman la periferia tartésica, concretamente en el término municipal de Zalamea de la Serena (Badajoz). Su vida útil discurrió desde el siglo VII o VI a. C. hasta el siglo V o IV a. C. La presencia de población del Bronce Final, anterior a la fecha de inicio de la construcción del recinto también se hace notar, apareciendo materiales que pueden encuadrarse en dicho período; siendo el caso de una estela decorada de guerrero.

VISTA AÉREA DE CANCHO ROANO

RECREACIÓN DE CANCHO ROANO

MAQUETA CANCHO ROANO


Mundo Funerario

En la edad del Bronce Final del Bajo Guadalquivir no había necrópolis. Seguramente los ritos funerarios realizados por los habitantes del lugar en esa época no dejaron vestigios que se pudieran conserva en el tiempo.

Ya en la época orientalizante es cuando se datan las necrópolis, son los elementos tartésico más estudiados y los que mayor interés han despertado a los arqueólogos, por lo que conocen bastante bien los rituales de enterramiento.

Algunos de los yacimientos fueron excavados en el siglo XIX por arqueólogos de la talla de George E. Bonsor, el cual, aunque era muy sistemático en sus trabajos para la época, no dejaba de emplear metodología anticuada, por lo cual los datos que se registraban eran mucho menores que en la actualidad.

Las Necrópolis

La necrópolis de La Joya, estaba situada en la actual ciudad de Huelva, esta datada entre los siglos VIII y VI a. C. En algunas de sus tumbas contenían algunos de los ajuares tartésicos más ricos.

La necrópolis de Bencarrón se ubica entre los términos municipales de Alcalá de Guadaíra y Mairena del Alcor (ambos de la provincia de Sevilla). Los restos más antiguos se corresponden al siglo VII a. C., se hallaron unas placas de marfil.

La necrópolis de la Cruz del Negro ubicado en la ciudad de Carmona (Sevilla). Carmona en la época tartésica uno de los núcleos más importantes, junto con la Mesa del Gandul, de la región sevillana de Los Alcores. De entre todas las necrópolis de Carmona, la del Cruz del Negro contiene unas urnas cinerarias que allí se encontraron, en las que se enterraban los restos del difunto tras su cremación que posteriormente se ha hallado en otros lugares. Se refieren a las urnas de tipo Cruz del Negro, que se caracterizan por una decoración dicromática en banda.

La necrópolis de Las Cumbres era el lugar de enterramiento asociado al poblado de Doña Blanca (El Puerto de Santa María, Cádiz). Los enterramientos eran depositado bajo estructuras tumulares, de lo que se han encontrado alrededor de un centenar, siendo excavados solo uno, que estuvo en uso durante todo el siglo VIII a. C. En el centro de la construcción se encontraba el ustrinum, es decir, lugar donde se incineraba el cadáver con sus pertenencias, posteriormente eran colocados en una urna y esta instalada alrededor de una fosa crematoria.

La necrópolis de Setefilla, esta localizada en la de Lora del Río (Sevilla). Es una de las necrópolis tartésicas mejor estudiadas, apareciendo restos fechados entre los siglos VIII y el VI a. C. Fue excavada exhaustivamente en los años setenta, pero era conocida desde principios del siglo XX. El valor de dicha necrópolis viene determinado en gran medida por la monumentalidad de algunas de algunas de las estructuras funerarias conservadas.


El Final de Tartessos

El destino de toda civilización es desaparecer y convertirse en historia. Tartessos no fue ninguna excepción. No desaparecieron por arte de magia, fue que se fueron adaptando a unas circunstancias históricas diferentes a las existentes hasta ese momento, y dicha adaptación provocó un cambio progresivo en sus estructuras social, económica y política.

Hay varias teorías que explican su final. A comienzos del siglo XX, autores como Adolf Schulten creían que fueron los cartagineses los que acabaron con la civilización tartésica. Pero la teoría más aceptada en la actualidad es quizá la tesis de el porqué de su desaparición, siendo la disminución de la demanda de metales que este pueblo exportaba a Oriente, tesis que hace hincapié en la palabra “crisis” para describir esta situación. Sin embargo, cabe pensar que la crisis no provocó el hundimiento de Tartessos, sino más bien se adecuaron a una nueva situación modificando su modo de vida y la forma de ganarse el sustento, y como consecuencia, también la organización social y política varió. Por ese motivo, hay autores que creen que las causas fueron internas. Es decir, que el motivo principal no sería que Oriente no necesitaría más el metal tartésico, sino que fue la estructura de poder de esta cultura la que no pudo o no supo perdurar en el tiempo al variar el escenario.

Cualquiera que fuese el caso, el relevo de Tartessos sus descendientes: Turdetanos.

Bibliografía:

-”El Enigma TARTESSOS”.

Ramos, Javier; Martínez-Pinna, Javier. Editorial ACTAS


-”Breve historia de TARTESSOS”.

Carrillo, Raquel. Editorial Nowtilus.


-”Tartessos y fenicios en la Serranía de Ronda”.

Martín Ruíz, Juan Antonio.

Editorial La Serrania.


martes, 5 de mayo de 2020

LAVADEROS DE LA REINA DESDE JEREZ DEL MARQUESADO


Hay algo en la austera presencia del paisaje español que hiere el alma con un sentimiento cercano a lo sublime.
Washington Irving



Entorno: Parque Nacional Sierra Nevada
Localidad de Referencia: Jerez del Marquesina (Granada)
Trazado: Circular, con tramo lineal a principio y final de ruta.
Distancia: 22 km
Dificultad: Media – Alta, si no es en época de nieves.
Altura Máxima: 2.750 metros
Altura Mínima: 1.715 metros

En la jornada del 18 de mayo de 2019 disfrute de una magnifica ruta por Sierra Nevada pera visitar los Lavaderos de la Reina en el deshielo, acompañado y guiado por Inma Ruiz y Miguel Gonzalez, siendo unos buenos conocedores de esta inmensa sierra, también mi gran amigo Juan Ignacio Amador y un servidor, Jorge Castrillo Orellana.
Como punto de encuentro fue en la Venta Riofrío a las 8 de la mañana donde disfrutamos de un buen desayuno. A las 8:30 nos reagrupamos en un coche y nos pusimos rumbo a la localidad granadina de Jerez del Marquesina, localidad que tuvimos atravesar llegando al otro extremo y tomar una pista forestal con un buen firme para turismo. Pero para ello estaremos atentos de coger un desvío a la derecha, teniendo de referencia la Ermita de San Antón y un poco más adelante llegamos al Centro de Visitantes Los Moralillos, que justamente lo dejamos atrás giramos a la izquierda donde caminaremos aproximadamente unos 7 km hasta llegar a un puerto donde cruza un corta fuego donde hay los restos de un cortijo llamado Corral de Turón, punto de partida y final de ruta.


Comenzamos en subida por un corta fuego hasta que llegamos a un cruce y cogemos a nuestra derecha para seguir subiendo, llegamos a un segundo cruce donde se inicia el tramo circular del recorrido. Nosotros continuamos al frente y el que nos sale a nuestra derecha es por donde vendríamos de vuelta. Es subida constante desde que comenzamos a 1.700 metros hasta llegar a un puerto casi 5 km recorrido con una altitud de 2.535 metros de altura, donde tendremos un pequeño descanso.








Disfrutamos de un modesto arroyo con aguas cristalinas y con un toro como el de Osborne.
Durante un breve tramo vamos por la loma que lleva al Picón de Jerez, para luego girar a nuestra derecha para ir faldeando hasta posicionarnos en los Lavaderos de la Reina y donde nos encontramos con más personas que venían desde Güejar Sierra, es la ruta clásica para ir a los lavaderos.




















Hicimos una sección de fotos y recreándonos del entorno.




















Reanudamos la marcha, para ir cerrando el circulo llegando al Barranco del Espolón, e ir perdiendo altura de forma cómoda cruzando el Barranco de Cabañiles y por ultimo el Barranco de las Chorreras donde brevemente iremos caminando por un cómodo camino a la vera de una acequia hasta que a nuestra derecha nos sale un sendero con una baliza, el cual tomamos.






EL GORIÓN














Llegamos a una angarilla que cruzamos, donde nos incorporamos a la Cañada Real Del Camino de Granada y donde más adelante cerramos el circulo y volvemos por nuestros pies al Corral de Turón, el que fue nuestro inicio de ruta y ahora el final.