domingo, 6 de julio de 2025

RONDA-PARQUE PERIURBANO "DEHESA DEL MERCADILLO-PUERTO DE LA MUELA-RONDA


"Ronda es una ciudad maravillosa desde todos los puntos de vista que se la mire. Maravilla geológica nos ofrece la hondura de su "Tajo"; maravilla la imponente majestad de sus montañas circundantes y de sus alrededores deliciosos; maravilla el pedestal de roca el que se asienta; el panorama; sus casas voladas sobre el abismo; sus quietos rincones, remansos de paz cuajados de historia y leyendas..."

"Ronda. Crónica Histórico-descriptiva". Diego Vázquez Otero.

 LOCALIDAD DE REERENCIA: Ronda

ENTORNO: Serranía de Ronda

TRAZADO: Circular

DURACIÓN: 3 horas

DISTANCIA: 7,3 kms

DIFICULTAD: Baja

ALTURA MÁXIMA: 751 m. s. n. m.

ALTURA MÍNIMA: 566 m. s. n. m.

DESNIVEL ACUMULADO: 209 metros

                                        


   Ruta liviana en la que se recorre por uno de los senderos pocos conocidos de Ronda, y que ofrece unas vistas al Parque Natural de Grazalema.

                                        

   Se comienza desde el Mirador de la Virgen del Rocío, a unos cien metros más arriba del Hotel Reina Victoria. Desde dicho mirador se puede contemplar parte de la Serranía de Ronda y la Sierra de Grazalema.



   Se llega al inicio del sendero en una curva cerrada de la Avenida Homenaje a La Legión, en la que habrá que pasar con mucha precaución, pues no hay paso peatonal habilitado, y eso que es el comienzo de un GR y un PR.

Ciudad Romana de Acinipo.


   Tras caminar apenas medio kilómetro, pasamos por debajo de la carretera A-376, llegamos a la Dehesa del Mercadillo y a su área recreativa con el nombre de "Profesor Francisco Marín" y posteriormente a las instalaciones del INFOCA.





   El Parque Periurbano Dehesa del Mercadillo, reúne historia, naturaleza y paisaje. Es un espacio donde se extiende un pinar de pino piñonero y pies sueltos de pino negral, cipreses y algunas encinas de gran porte que aparecen adehesas por el manejo tradicional del hombre. Estas especies vegetales se convierten en refugio para la fauna, especialmente para las aves. Un espacio donde confluyen varias vías pecuarias en las que no se ha perdido hoy día su uso tradicional ganadero.


   En esta zona se esta realizando trabajos de forestación para le recuperación del bosque mediterráneo de pinar de piño piñonero.
La creación de un bosque requiere de una larga serie de actuaciones bien planificadas a lo largo del tiempo, cuyo resultado final desde la primera repoblación tarda muchos decenios en alcanzarse. Por ello no es fácil interpretar por personas ajenas a la profesión forestal las distintas etapas que suceden en el proceso.



   Nos adentramos en una zona que se le conoce como un bosque de isla. Pero, ¿Qué es un de isla?. El término bosque isla a formaciones forestales que se presentan dispersos por vegas, campiñas o regiones muy humanizadas. Independientemente de su origen: natural (en ocasiones verdaderos fragmentos de hábitat generados como consecuencia de la pérdida y fragmentación de bosques que fueron mayores en el pasado) o antrópico (reforestaciones) presenta, en la actualidad, un alto valor ecológico.







   Desde el tramo de la fuente hay que seguir una flecha verde que te indica el corto camino para salvar la carretera por debajo y no es un tramo difícil.




    Una vez que dejamos, el paso subterráneo y pasar por un tramo de sendero con maleza por el poco uso, que no lleva complicación ninguna y además es un tramo corto llegamos hasta las instalaciones de la recogida de RSU, que pasamos por la puerta y tomamos una pista en la que dichas instalaciones se nos queda a la izquierda y nos lleva sin perdida ninguna hasta el Puerto de La Muela.


   Último tramo de sendero que nos lleva hasta la bodega de Descalzo Viejos y después a Ronda.






Bodega Descalzos Viejos.


Mirador Virgen del Rocío.


jueves, 1 de mayo de 2025

ALBERT JEAN MICHEL DE ROCCA (1788-1818)




Fecha del viaje: 1810

Obra: Mémoires sur la Guerre des Français en Espagne

Londres, 1815

   Nació en Ginebra, República de Ginebra, el 27 de enero de 1788. Fue teniente francés durante las Guerras Napoleónicas, viéndose se vio obligado a abandonar su profesión militar a causa de las heridas recibidas que le hizo perder la utilidad de sus piernas en 1810 cerca de Ronda, que en poco tiempo acabaron con su vida. También fue el segundo marido de Anne Louise Germaine de Staël-Holstein, comúnmente conocida como Madame de Staël, 22 años mayor que él. Fue una destacada filósofa, mujer de letras y teórica política en los círculos intelectuales parisinos y ginebrinos. Se casaron en secreto y le ayudó a redactar su obra más conocida: Mémoires sur la Guerre des Français en Espagne, de la que dijo Gerald Brenan que era una de las mejores obras escritas por extranjeros sobre nuestro país.

   La España por la que entra a la par que su regimiento se adentra De Rocca, en los últimos años de la primera década de 1800, según los informes franceses, un país con un siglo de retraso respecto a las otras naciones del continente; un estado en el que, consideran aquellos, influye la situación alejada e insular y la rigidez de las leyes religiosas, siempre contrarias a las discusiones que habían modernizado Europa.

   Según De Rocca, son las decisiones del clero las que arrastran a la mayoría del pueblo en esta guerra, de tal forma que los españoles han tomado ésta como una cruzada religiosa en las que son sus enseñas la bandera y el rey, y lo reivindican con la cinta roja que llevan sus soldados con la inscripción, "Vencer o morir pro patria y pro Fernando VII". "Medios desnudo -dice el francés mostrando perplejidad- acuden entusiasmados, recorriendo cientos de kilómetros, a unirse a los que ellos llaman su ejército". Habla español fluidamente, sin la menor duda le hubiera gustado perderse por las fragosidades de nuestra Serranía en tras condiciones y no forzado por las circunstancias bélicas en las que se ve inmerso. Atesora, además, todas las virtudes que distinguen al buen viajero del que no lo es: agudos dotes de observación, amplia cultura y honestidad a la hora de relatar sus impresiones. La guerra no le supone un obstáculo insalvable ni para analizar su cruento transcurrir no para, de paso, como para suavizar un poco la tragedia que está viviendo el ejército francés, y que él no trata de ocultar, informar de las peculiaridades étnicas de los individuos con los que se enfrenta, sus costumbres, rarezas y virtudes. De Rocca tiene la ocasión de plasmar en su relato un completo retrato de los habitantes de la Serranía, ya que debido a la exigencias de la guerra, su estancia tendrá como prolongado telón de fondo la Serranía.

   Con dilatación habla sobre los naturales de la Serranía de Ronda, ofreciéndonos múltiples datos de ellos. Dice que son personas acostumbradas a luchar con las dificultades de una naturaleza salvaje, los habitantes de sus montañas áridas son sobrios, perseverantes e indomables, siendo la religión el único freno que los sujeta. El Gobierno se siente impotente para que respeten la Ley en tiempo de paz y para que no deserten de las filas del ejército cuando van a servir a éste. Tampoco los alcaldes de los pueblos, a los que se eligen cada dos años, se atreven, solo que en cotadas ocasiones, a usar su autoridad ante el temor de crearse enemigos temibles o, lo que es peor, exponerse a las más crueles venganzas. Los celos entre los hombres es una furia ciega que sólo la sangre suele parar.

   La fuente principal de ingresos de los vecinos de los pueblos es el contrabando y para mantenerlo, los serranos, si se les persiguen, no dudarían en oponer cuanta resistencia sea necesaria a la justicia. Los grupos de contrabandistas se acogen a la obediencia de un jefe que es el que dirige tanto la expediciones a Gibraltar en busca de géneros, como a la venta de los productos a la vuelta. La habilidad que tienen para burlar a los aduaneros de la Corona, les han proporcionado una fama que ha traspasado montañas donde se mueven. De éstas conocen las rutas más ocultas, desfiladeros y senderos que serían impenetrables para otras personas.

   Las mujeres de los contrabandistas no toman parte en esta arriesgada contienda a la que sus maridos entregan su vida. Permanecen en los pueblos realizando los trabajos más penosos. Cargan los más pesados fardos y se enorgullecen de las fuerzas que han desarrollado con el obligado ejercicio. A la ciudad del Tajo bajan ataviadas con telas lujosas, que provienen, sin duda, del contrabando que practican sus esposos y que contrastan con la rudeza de sus facciones.

   Comenta Rocca, refiriéndose en Andalucía en General, la extendida costumbre que todavía tenían las mujeres de los pueblos de sentarse "a la manera mora, en esteras circulares hechas de esparto". Ya en 1774, el inglés Dalrymple en su visita a Ronda, comenta que "las mujeres aquí todavía conservan la costumbre de, en sus casas, sentarse a la manera mora, con las pernas cruzadas en el suelo".

   Volviendo a los hombres, el signo de la guerra, con la llegada de José Bonaparte con sus tropas a la Serranía, introducirá un cambio sustancial en sus actividades y el enemigo a combatir, aunque no en el riesgo al que seguirán dando la mano, como siempre. De perseguidos por la justicia a patriotas, ya que el abandono transitorio del contrabando, con el in de tener entrada en las guerrillas que hostigan hasta extremos indecibles a los franceses. Mermar el poder de actuación de ,estos a los reducidos límites de Ronda, no podían dormir seguros a causa del temor que tenían "a los habitantes de los pueblos de la Sierra"

    Desde el inicio de los enfrentamientos, Rocca deja claras las inusuales características de una nueva guerra para ellos. La comparó con la campaña de Prusia, de donde vienen, afirmando que esta última había sido una guerra metódica, en la que no tenía más enemigos que el Gobierno del país y su ejército; mientras que la de España se trata de una guerra de resistencia; la que una nación en armas puede oponer a un ejército conquistador, y en el que el talento de los generales está siempre "supeditado a la voluntad individual y a los movimientos espontáneos de un pueblo".

   Rocca, formando parte como teniente del 2º regimiento de húsares del ejército galo, tiene pronto la oportunidad, desde que un 20 de marzo de 1809 se dirige desde Morón a Olvera y posteriormente a Ronda por orden del mariscal Soult, de comprobar que son ciertas cuantas noticias e informes han recibido de otros lugares, de las habilidades, artimañas y emboscadas de que se valen los nativos para tenerlos constantemente en jaque.

   Se puede decir que ese "camino amargo", como lo denominaría Rocca y sus camaradas al que transcurre y se pierde por las montañas de la Serranía, comienza para él y los suyos con la llegada a Olvera. Rocca es el encargado de buscar y encontrar alojamiento en el pueblo. Le acompaña un húsar y un brigadier. La presencia de los tres hombres despiertan una gran curiosidad entre los campesinos que trabajan la tierra aledaña; pero más entre una multitud que le esperan en la entrada de la población confundiéndole, por la similitud de los uniformes, con un oficial de las tropas aliadas, concretamente de las suizas; un engaño que, por su seguridad, se encarga Rocca de no desmentir e incluso de reafirmar dándole noticias falsas del avance victorioso de las tropas españolas. Posteriormente llegan cincos individuos al pueblo, armados hasta los dientes, que a la sombra, han estado siguiendo la marcha del contingente del ejército francés, pone al descubierto la verdadera personalidad de Rocca y su pertenencia al destacamento que se aproxima.

   Descubierto por los recién llegados, con la duda de seguir adelante o volverse, cuenta el militar francés que cuando los habitantes que les observaban desde lo alto de los peñascos "vieron mis vacilaciones, aumentaron sus gritos. Las mujeres en gran número habían venido a colocarse sobre una colina que dominaba la entrada del pueblo. Sus voces hirientes se mezclaban con la bronca de los hombres como si fueran silbidos del viento en una tempestad".

   Al lugar no tardaron en acercarse el corregidor, el alcalde y dos curas, cuya presencia le hace temer que vinieran a administrarle los últimos auxilios antes de ejecutarlo, tan perdido se veía y todo entre vocerío que exigía: "Hay que prenderlo. Es un francés. Es el mismo demonio encarnado".

   Desde ese preciso momento, las peripecias del oficial francés, siempre con la vida pendiente de un hilo.

   Encuentra alojamiento en la casa del astuto vicario, más que la protección que le ofrece éste resulta una trampa de difícil salida, ya que aquélla no es sino el cuartel general donde se reúne el mando enemigo para tomar decisiones, bajo la suprema autoridad, religiosa y civil, militar en este caso, del clérigo.

   Es una guerra que se lleva en todos los frentes. Cuando los habitantes se ven obligados, por la llegada del ejército francés, de entregarles víveres a éstos, bajo la apariencia de carne exquisita de vacuno, es la de burro en realidad los que les hacen comer, algo que no cesarán ya de echarles, entre burlas, consumado el engaño, en cara: Habéis comido burro de Olvera.

   La huida final del pueblo fue accidentada para Rocca y los suyos: su caballo expira de un balazo en el cuello, la misma suerte que corre gran parte de su destacamento, mientras que refiere: mujeres, o más bien furias desatadas se precipitan dando alaridos sobre nuestro heridos, disputándonos para hacerlos morir entre crueles tormentos. les clavaban cuchillos y tijeras en los ojos, regocijándose con feroz alegría a la vista de la sangre derramada. El justo furor contra los que invadían su país las convertía en verdaderas fieras.

   El incidente de Olvera no sería un episodio aislado en el caminar del ejército francés por la Serranía. Trances como el narrado tendrían una cruel repetición en diferentes escenarios como Campillos, Teba, Cañete la Real, Ronda, Grazalema y Setenil de las Bodegas, en las que el propio Rocca, malherido, salva su vida gracias a los cuidados que durante meses le prodiga una familia en Ronda, protegiéndolo y ocultándolo a las miradas de las autoridades locales. Tal como confiesa Rocca, los franceses comieron su propia carne y bebieron su propia sangre en una guerra sin gloria, para expiar la injusticia de la causa por la que combatían. 


Bibliografía:

-Garrido Domínguez, Antonio. "Viajeros del XIX cabalgan por la Serranía de Ronda. El Camino Inglés". Editorial La Serranía. Ronda-Málaga 2006


https://bvpb.mcu.es/independencia/en/consulta_aut/registro.cmd?id=9309

   

domingo, 24 de noviembre de 2024

SIERRA JUAN PÉREZ - VÍBORAS ALTAS

 Nadie inventa nada, porque todo está escrito en la naturaleza. La originalidad consiste en volver al origen.

Antonio Gaudi.

Localidades de referencia: Serrato - El Burgo

Entorno: P. N. Sierra de las Nieves.

Trazado: Circular, con trazado lineal al comienzo y final de la ruta.

Distancia: 10 km

Dificultad: Baja 

Altura Máxima: 1.214 m.s.n.m.

Altura Mínima: 923 m.s.n.m.

Trackhttps://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/sierra-de-juan-perez-vibora-alta-192871587


En el extremo norte de la Sierra de las Nieves se encuentra la Sierra de Juan Pérez, lindando con la Serranía de Ronda y la Comarca de Guadalteba. Para llegar al inicio de ruta hay que coger la carretera provincial MA-5400 y a la altura del pk 10 comienza una pista forestal con espacio suficiente para estacionar los vehículos.

La totalidad de la ruta es de dificultad baja, en los tramos de ascenso y descenso a la Sierra de Juan Pérez hay tramos que son veredas de ovejas y pedregoso, pero no son tramos de mucha dificultad. 


Se camina por una pista forestal en muy buen estado y por un bosques de pinos de repoblación. A nuestra espalda nos dejamos el Almorchón de Gutiérrez.

ALMORCHÓN DE GUTIÉRREZ


La pista forestal que atraviesa el bosque de pinos de repoblación.


Al recorrer un kilómetro y medio tomamos un ramal a la derecha en bajada por una pista que nos lleva a deposito de cemento que nos sirve de hito para seguir en una pequeña subida que nos lleva a una fuente junto a un helipuerto y una balsa de agua de contra-incendio.








Justo por encima de la fuente hay otra pista forestal, menos transitada por vehículos, pero de cómoda para caminar. Llegado a un punto la pista hace una curva cerrada hacía la izquierda. Justo en ese punto, podemos hacer un ramal de ida y vuelta por un camino de ovejas hasta una llegar al montículo que se encuentra más al norte de los que compone esta modesta sierra que nos ofrece unas vistas panorámicas únicas.





Comienzo del tramo lineal que nos lleva a un modesto pedregal con unas amplias vistas. La ida y vuelta son unos 900 metros aproximadamente.





Repoblación de pinsapos en la cima de Juan Pérez.


Punto geodésico y junto a él un pluviómetro. Lugar con una amplia visión panorámica.


Un peñón en la proximidad del punto geodésico.


Meseta de los Quejigales, Parque Nacional Sierras de las Nieves.


Sierra Prieta y Sierra Cabrilla.


Cumbre de La Huma cubierto.


Durante el descenso me encuentro con una estrecha sima.


Volvemos a llegar a la pista forestal por la que empezamos la ruta, pero en otro punto más adelante. En este punto empezamos a cerrar el circulo. Una vez que llegamos a la pista forestal conocida como "Carril de Las Víboras", giramos a nuestra izquierda y llegamos al Cortijo de Las Víboras, se encuentra en ruinas.





CORTIJO DE LAS VÍBORAS

A la altura del cortijo abandonamos el carril ha nuestra derecha para caminar por un modesto torcal y subir al Cerro de la Víbora Alta.


Una vez que hacemos cumbre en este modesto torcal, seguimos al frente bajando por el caos de rocas hasta llegar al bosque de pinos y caminar por un carril hasta llegar a un poster de telefonía, dónde giramos a nuestra izquierda hasta llegar de nuevo al carril de Las Víboras, y continuamos a nuestra derecha y, sin dificultad alguna, llegamos al final de ruta.